El Cachimbo


La Danza Cachimbo, una antigua tradición festiva de Chile, tiene sus raíces en el siglo XIX, originándose en el pueblo de Tarapacá. Este baile, que une a parejas compuestas por un hombre y una mujer, o que puede ser realizado individualmente con el acompañamiento de un pañuelo, destaca por su combinación de elegancia y orgullo. Inicialmente conocido como "Baile y Tierra", es parte de la familia de las Picarescas y Apicaradas, otorgándole un trasfondo histórico.

A lo largo de su evolución, esta danza ha experimentado modificaciones en oasis, quebradas y pueblos, adaptándose a los cambios sociales y económicos, especialmente en la época del auge del salitre en Iquique. A pesar de algunos estereotipos en torno a su vestimenta, esta es esencial en la cosmovisión andina y constituye un pilar de la identidad local.

La música que acompaña al Cachimbo incluye una variedad de instrumentos, como zampoñas, piano, guitarra y más. En la actualidad, las bandas de aerófonos y la percusión han tomado el protagonismo en su interpretación. Los movimientos característicos son suaves y arrastrados, evitando movimientos bruscos de zapateo o saltos. Figuras influyentes como Regina Bejarano y Rogelio Loayza han dejado su marca en el estilo de esta danza.

El Cachimbo se presenta en diversas ocasiones, como festividades religiosas, carnavales y eventos familiares. Diversos grupos y escuelas trabajan arduamente para asegurar la preservación de esta tradición, buscando su reconocimiento como un patrimonio intangible y promoviendo su incorporación en la educación básica. Más que solo un baile, el Cachimbo simboliza la unión entre pasado y futuro, y trasciende fronteras al evocar la elegancia y esencia de la marinera norteña peruana.


Pianistas de Cachimbo

Enrique Luza

Don Enrique Luza es una especie de archivo viviente, donde fluyen los detalles históricos más oscuros de la región y las costumbres de su gente. Al escucharlo, se abre una ventana al pasado y al presente en todos sus matices tradicionales.

 Don Enrique es educador, pianista y compositor. Es uno de los tres pilares que han mantenido vivas melodías ancestrales y hermosas: huaynos, valses, polcas, cachimbos y zamacuecas que solían llenar de alegría las reuniones familiares al comienzo del siglo.

Don Enrique enfatiza el papel crucial del bombo en el acompañamiento de la danza. En las localidades de Pica y Matilla, los violines fueron los primeros instrumentos en emerger. Incluso su propio padre, Liborio Luza, construyó su propio violín. Luego vinieron los pianos, transportados en mulas pianeras, y finalmente surgieron las bandas de bronces. Sin embargo, en el pueblo de Tarapacá, las primeras melodías parecen haber surgido de grupos musicales conformados por músicos cachimbos.




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